Tras la celebración de las elecciones de junio de 2016, Francisco Javier Ruiz Poza, presidente de la Asociación de Farmacéuticos Empresarios de Zaragoza (AFEZ), reflexionaba sobre el futuro del sector sanitario y analizaba las fortalezas y debilidades de la Farmacia en un artículo publicado en la revista BIFAR. Reproducimos dicho artículo por su interés y porque sigue de plena actualidad.
Pasó el 26 de junio electoral y los resultados son los que son y las interpretaciones, cada uno tiene las suyas. A la hora de escribir estas líneas, se abren las negociaciones para formar gobierno, calculadora en mano y con menos líneas rojas que en las anteriores, parece ser. No parece probable que haya unas terceras, me reservo la opinión, hasta que no lo vea no lo creo.
En cuanto al panorama económico, un par de días antes del 26 nos sorprendieron los británicos con un resultado que significaba su salida de la UE. Hay quien dice que el Brexit pesó en las elecciones españolas, probablemente algo sí. Este hecho ha añadido incertidumbre al escenario de la Europa comunitaria, las bolsas se desplomaron hasta un 15%, a día de hoy han recuperado algo, la libra esterlina también se depreció y los propios británicos se replantean si fue bueno para ellos y para la UE, incluso hay corrientes muy arrepentidas y a día de hoy falta de liderazgo para aplicar el artículo 50.
La economía española se ve afectada, según dicen, en una disminución del crecimiento, que durante el primer semestre se aproximaba al 3%, de medio punto que quedaría en el 2,5%. Y por lo demás, cuando se forme gobierno, si es que se forma, es obligado acometer las reformas pendientes que equilibren las cuentas públicas y generen un marco estable, predecible y con los suficientes estímulos para generar el empleo que a este país le hace falta.
En cuanto al sector salud, visto desde la posición dominante de lo público, siguen acechando los problemas de sostenibilidad por el envejecimiento de la población y problemas vinculados a la cronicidad y esperanza de vida. El problema está localizado y se está trabajando en ello pero ni es fácil ni es rápido. En este escenario del sector salud es donde la farmacia debe jugar su papel. Para definirlo un diagnóstico de la situación es fundamental. Una de las técnicas más utilizadas en los entornos empresariales es el análisis DAFO, o sea, la identificación de debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades, en eso voy a centrarme para apuntar algunas condiciones, que a mi juicio, hay que tener en cuenta.
El problema está localizado y se está trabajando en ello pero ni es fácil ni es rápido
Empezamos por las debilidades, la farmacia es un establecimiento sanitario privado de interés público, este hecho le confiere una serie de ventajas y una serie de debilidades. Una clarísima es el factor tamaño. Esa reducida dimensión le obliga a trabajar de forma aislada y con equipos de pequeños. Además, la carga de trabajo que se tiene en el día a día, no deja tiempo para definir estrategias a medio y largo plazo. Otra clara debilidad es que la sanidad pública es el cliente mayoritario, que además tiene capacidad de legislar y regular. La propia regulación del sector limita mucho las posibilidades de crecimiento.
Entre las amenazas, tenemos que tener en cuenta los problemas de sostenibilidad del sistema sanitario que siempre pone el punto de mira del recorte en el gasto en medicamentos, de forma poco meditada y cortoplacista. Una eterna amenaza es la liberalización del sector, cada vez más apartada por las eficiencias demostradas por el modelo farmacéutico y su capilaridad. Otra amenaza es los cambios en los hábitos de compra del nuevo paciente cada vez más empoderado y más informado que además es proclive a las compras de parafarmacia en la red.
Siguiendo con el análisis, desde el optimismo, pasamos a enumerar fortalezas que la farmacia tiene. Tenemos muy buena imagen, estamos muy valorados, somos próximos, fiables y generamos confianza. Somos muy accesibles y, en muchas ocasiones, el primer filtro del sistema sanitario. El modelo planificado que otorga una importante capilaridad, llegando al 99% de los ciudadanos con farmacia en su municipio. Y una fortaleza de mucho valor es que tenemos tráfico de personas al menos de una vez al mes. Esta fortaleza es una de las más importantes, que más valor genera y que hay que tener muy en cuenta.
Somos muy accesibles y, en muchas ocasiones, el primer filtro del sistema sanitario
Por último, enumeraré algunas oportunidades que hay que aprovechar. Colaborar con la sostenibilidad del sistema, desde el abordaje de la cronicidad, la prestación de servicios remunerados, la colaboración con equipos multidisciplinares, trabajar en la mejora de la adherencia y cumplimiento terapéutico, asesorar en el autocuidado, tener presencia y llevar la cercanía y accesibilidad al paciente a la red, avanzando en la digitalización de la farmacia, individual y, sobre todo, colectiva.
Este análisis se completa, como es lógico, potenciando las fortalezas y atenuando las debilidades, teniendo en cuenta las amenazas y aprovechando las oportunidades. Para ello, desde cada farmacia debemos trazar nuestra estrategia y transmitirla. Por otro lado, desde las organizaciones empresariales, colegios, sociedades profesionales y empresas de distribución e industria debemos trabajar conjuntamente para consolidar la potencia de la red farmacéutica y colaborar como agentes capaces de garantizar la sostenibilidad del sistema.
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